Si te preguntara ahora mismo es bastante probable que, en la despensa de tu baño o de la cocina cuentas con una grandísima diversidad de medicamentos que has necesitado a lo largo de los años, cuando por ejemplo te enfermabas por una gripe, por un resfriado, porque simplemente te dolía la cabeza o simplemente tenías molestias musculares.
Podemos mencionar en esta ocasión el botiquín casero que comprendería una serie de medicamentos y fármacos que serán útiles en determinados momentos, y que precisamente su consumo no requiere receta médica. Aunque en otros casos sí, y nos encontramos en este sentido con el problema de la automedicación.
Por este motivo fundamental, debes tener siempre en cuenta que antes de tomarte un medicamento es fundamental que éste haya sido prescrito por tu médico. También es aconsejable revisar al menos una vez al año este botiquín casero, dado que es fundamental reciclar los medicamentos caducados. En lo que se refiere a los distintos medicamentos y fármacos básicos que todos tenemos en casa nos encontramos probablemente con los analgésicos. ¿Y cuáles son los más conocidos? Sin duda alguna tanto el paracetamol o la aspirina.
Un analgésico (o medicamento analgésico) es un fármaco cuya función principal es la de calmar, aliviar, reducir o eliminar el dolor. En lo que se refiere a sus usos básicos, ayuda a reducir o aliviar los dolores de cabeza, las molestias musculares, aquellos dolores de origen artrítico y otros dolores o ataques relacionados.
Existen diferentes tipos de analgésicos, entre los que podemos destacar los siguientes:
- Los antiinflamatorios no esteroideos: actúan inhibiendo unas enzimas cruciales en la producción de prostaglandinas, sustancias mediadoras del dolor. El más conocido es la aspirina.
- Opiáceos mayores: pueden ser naturales (opiáceo) o artificiales (opioide), los cuales actúan sobre los receptores opioides de las neuronas del sistema nervioso, imitando el efecto analgésico de los opiáceos endógenos. Desde un punto de vista terapéutico se puede aumentar la dosis según la presencia de dolor y la propia tolerancia del paciente.
- Fármacos adyuvantes: destacan dentro de este grupo los corticoides. Potencian la acción de cualquier otro analgésico en asociación, pero no son analgésicos en sí mismos cuando se administran de manera aislada.
También existen determinados analgésicos naturales que encontramos en todo momento en la Naturaleza, y que consisten en plantas medicinales con acción analgésica, ayudando a calmar y reducir el dolor. Destacan especialmente el harpagofito, el hipérico, la menta y la valeriana. En la mayoría de los casos, la forma de tomar estas plantas medicinales para ayudar a calmar el dolor es en forma de decocción o de infusión.
Imagen | cpradi
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