Para mantener una rutina de higiene diaria sobre la piel del rostro, para disfrutar así de una piel lo más limpia y saludable posible, se requieren 4 pasos sobre los que te hablaremos a lo largo de la presente nota: desmaquillar, limpiar, exfoliar y humectar.
¿Necesitas mantener una rutina diaria para disfrutar de una piel del rostro más limpia y reluciente, pero no sabes bien por dónde empezar? Es probable que pienses que basta con lavarte la cara cada día con un poco de agua y jabón, tanto cuando te despiertas por la mañana como cuando te duchas por la noche. Pero lo cierto es que, a la hora de mantener en buen estado nuestra piel, esto no es suficiente.
¿Por qué? Fundamentalmente porque es preciso nutrir nuestra piel, aportándole vitaminas, minerales y otros nutrientes esenciales tanto para cuidarla como para protegerla. Y porque, además, es habitual el uso de otros productos cuyos restos pueden quedar en el rostro, a pesar de haberlos retirado con cuidado. Es el caso de los maquillajes.
En este sentido, muchos son los expertos que recomiendan utilizar maquillaje acorde al tipo de piel que tiene cada persona, y hacerse incluso alguna que otra prueba que ayude a saber si se es alérgico al maquillaje a algún determinado ingrediente contenido en estas cremas y polvos.
Pero para disfrutar de una cara sana y limpia, una de las mejores recomendaciones que se pueden dar es la de limpiar la piel todos los días con desmaquillantes o limpiadores, independientemente de que nos hayamos maquillado o no.
Se pueden utilizar geles, espumas, leches o tónicos (por citar sólo algunos ejemplos), y de esta manera conseguiremos acabar tanto con las impurezas como con el exceso de sebo, y eliminarás además los restos de maquillaje en caso de que, si se me permite la redundancia, te hayas maquillado.
Pero para conseguir un rostro puro y sano, se debe –al menos- limpiar la cara dos veces al día, especialmente por la mañana para retirar la grasa segregada mientras dormimos (y refrescarla), y por la noche para eliminar los restos de maquillaje y las impurezas.
De esta manera no sólo se conseguirá eliminar las diferentes impurezas que afectan a la piel de cada cual, sino que ayudará a mejorar la salud de la piel, llegando a retrasar incluso el propio envejecimiento en sí.
Recuerda también tomar al menos 2 litros de agua al día, y mantener una alimentación sana rica en verduras, hortalizas y frutas, ya que te ayudará a su vez a mantener una buena salud en la piel, manteniéndola hidratada y con un aspecto ciertamente envidiable.
Rutina diaria para mantener una piel y una cara limpia fácilmente
1. Si has utilizado maquillaje a lo largo del día…
Si te has maquillado en algún momento a lo largo del día (por ejemplo, antes de irte a la calle por la mañana), e incluso lo has renovado después, es bastante probable que aún te queden restos aún cuando hayas intentado retirártelo al llegar a casa por la tarde.
Si es así, es conveniente remover el maquillaje de manera efectiva. Se trata, de hecho, del primer paso a seguir en tu rutina nocturna para limpiar tu piel en profundidad.
¿Y cómo puedes hacerlo? Muy sencillo: utilizando algún producto desmaquillante que haya sido fabricado o concebido con este fin. Un buen ejemplo son las toallitas desmaquillantes, cuya textura ayudan a extraer delicada y suavemente el maquillaje más profundo.
2. Lava tu piel del rostro (siempre con agua tibia)
Luego de remover el maquillaje de la piel de tu rostro con la ayuda de algún producto desmaquillante o de toallitas desmaquillantes, es el momento de lavar la piel del rostro, lo que te ayudará a la hora de eliminar la grasa, contaminantes y otras impurezas que a lo largo del día se han ido acumulando en la piel.
Dado que lo que buscamos es abrir los poros para tratar de eliminar la mayor cantidad de impurezas posible, la clave está en usar agua tibia. Una vez hecho esto, aplícate un producto limpiador sobre la piel del rostro, haciéndolo con movimientos circulares. Luego enjuágate la piel con un poco de agua tibia y elimina el limpiador completamente.
Nuevamente, puede ser adecuado volver a enjuagarte el rostro de nuevo, esta otra vez con agua tibia. De esta manera te asegurarás de eliminar completamente el rastro de impurezas que hayan quedado aún en la piel.
Finalmente sécate con la ayuda de una toalla suave, sin frotarla para evitar causar daños en la piel. En este sentido, lo mejor es tratar de secarse la piel con palmaditas ligeras.
3. Ahora es el momento de exfoliar tu piel
Después de enjuagarnos la piel para retirar impurezas y grasas de la piel, es el momento de exfoliarla. De esta forma, conseguiremos eliminar las células muertas que han quedado sobre la piel, y que en caso de no ser retiradas, pueden ocasionar problemas de poros obstruidos e irritación.
Aunque no es necesario exfoliar la piel todos los días (siendo más recomendable no hacerlo diariamente de hecho), sí es adecuado hacerlo al menos 2 o 3 veces por semana.
Utiliza para ello un exfoliante adecuado para tu tipo de piel, que sea lo más suave posible. No obstante, si observas que tu piel se irrita después de exfoliártela es probable que, o bien tengas que reducir la frecuencia, o bien tengas que probar con otro producto exfoliante aún más suave.
En el momento en el que te apliques el exfoliante es fundamental no dejarlo sobre la piel del rostro durante mucho tiempo, eliminándolo luego con cuidado mientras te enjuagas con agua tibia. Finalmente, vuelve a secarte la piel con una toalla, aplicando palmaditas suaves.
4. Y, para terminar, humecta tu piel
Llegamos al último punto, uno de los más importantes porque nos permitirá mantener la piel hidratada y firme. Después de exfoliarnos la piel es el momento de humectarla.
Para ello, aplícate la crema humectante haciéndolo mediante movimientos circulares. De esta forma estimularás la circulación de la sangre, y su aplicación será mucho más sencilla.
¡Listo! Ya has acabado con tu rutina de limpieza diaria. Te ayudará a conseguir una piel hidratada, cuidada, firme y radiante. Y aunque en un principio parezcan muchos pasos, verás cómo aplicándolos poco a poco conseguirás luego hacerlo prácticamente sin pensarlo.
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