Durante el verano solemos prestar más atención al cuidado y la protección de la piel, sobre todo y más especialmente cuando vamos a la playa o a la piscina y utilizamos el fotoprotector solar para proteger nuestra piel de los efectos tan peligrosos y negativos de los rayos solares. Sin embargo, ¿sabías que también durante el invierno nuestra piel tiende a resentirse como consecuencia de las distintas condiciones climatológicas?. El frío, el viento y la humedad pueden convertirse en elementos agresivos con nuestra piel, de la misma manera que –por ejemplo- lo es el sol durante los meses de verano.
En invierno lo más habitual es abrigarnos enteros y no preocuparnos por la salud y protección de nuestra piel. No obstante, las bajas temperaturas tienden a ser agresivas con la piel, resecándola y causando determinados síntomas que en muchas ocasiones tienden a ser muy molestos: sensación de tirantez, agrietamiento, descamación y en algunos casos eczemas.
A la hora de proteger la piel en invierno existen una serie de pautas y consejos básicos que pueden ser realmente útiles en su cuidado natural, dado que son muy sencillos de seguir y sumamente fáciles de aplicar en tu día a día.
1. Protege tu piel del sol
Como decíamos al comienzo, durante el verano solemos prestar muchísima más atención a la protección de la piel frente a los efectos negativos del sol, olvidándonos prácticamente de ello durante los meses de invierno. Pero en los meses más fríos del año debemos seguir haciéndolo: es imprescindible proteger nuestra piel del sol utilizando un protector solar adecuado, sobre todo si sales a la calle.
Y es que aunque el cielo esté nublado o esté lloviendo, aún así continúan llegándonos los efectos de los rayos solares, de forma que continuamos exponiendo directamente a nuestra piel.
Las recomendaciones a seguir son las mismas que seguimos durante los meses de verano: utilizar y aplicarnos el protector solar 30 minutos antes de salir de casa. Y si pasamos varias horas fuera de casa, utilizarlo sobre todo en la cara (si tenemos el resto del cuerpo tapados con abrigos).
2. Hidrata tu piel
Durante los meses de invierno es aconsejable sustituir tu crema ligera hidratante por cremas a base de aceites, ya que son más efectivas a la hora de retener la humedad y mantener una adecuada hidratación cuando el clima es frío o muy frío. Es decir, la clave está en utilizar una crema que presente una acción muchísimo más humectante.
Entonces, ¿qué crema o aceite escoger? Destaca por ejemplo el aceite de almendras, el aceite de coco o el aceite de aguacate.
3. Presta especial atención a las manos
Dado que en invierno solemos tener la mayor parte del cuerpo a resguardo al utilizar muchos abrigos, bufandas y gorros, puede que no prestemos tanta atención a la piel de las manos, ya que suelen ser las que más se afectan durante estos meses por acción del frío.
El motivo es claro: la piel de las manos presenta menos contenido en glándulas sebáceas, de forma que es más complicado mantenerlas húmedas, de forma que es más común que se resequen y se agrieten, causando esa molesta picazón.
Una solución es utilizar guantes de algodón (nunca de ningún otro material), y optar pro cremas humectantes que ayuden a mantener la humedad y aporten suavidad.
4. Cuidado con la calefacción
La calefacción puede resultar muy útil cuando hace mucho frío en casa y necesitamos calentar la habitación en la que nos encontramos, pero debemos tener mucho cuidado, dado que al generar ráfagas de aire seco tiende a provocar que la piel se reseque aún más.
En caso de que tengas que utilizar calefacción en el trabajo o en casa, lo mejor entonces es optar a su vez por un humidificador, el cual ayuda a controlar la humedad en el aire y a mantenerla.
Imágenes | Garry Knight / Till Westermayer
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