La polenta es un alimento que se obtiene de la cocción de la harina de maíz, aunque es cierto que también existen otras variedades y tipos de polenta que se elaboran con harina de trigo, con harina de centeno o con harina de cebada. De hecho, ya en la antigua Grecia era común la elaboración de una especie de potaje a partir de la harina de cebada, el cual era el alimento por excelencia para las legiones romanas. En este sentido, podemos distinguir 3 tipos de polentas: la polenta amarilla que se realiza con harina de maíz, la polenta blanca que se realiza con harina de castaña, y la polenta oscura que se hace con harina de alforfón.
Se trata de un alimento muy nutritivo y delicioso. Desde un punto de vista nutricional, la polenta aporta hidratos de carbono complejos, de manera que es un producto ideal para personas con diabetes ya que se descompone lentamente en la sangre, sin producirse picos. También aporta proteínas y fibra, así como vitaminas (como la vitamina A, C y vitaminas del grupo B, en especial B1, B3 y B9 o ácido fólico), y minerales. Además, es ideal para personas con celiaquía porque no contiene gluten (eso sí siempre y cuando no haya sido elaborada con harina de trigo).
A la hora de hacer polenta, lo cierto es que nos encontramos ante una receta sumamente sencilla y fácil, que no es en absoluto complicada. Pero sí es aconsejable tener en cuenta algunas pautas básicas que te serán de gran utilidad durante el proceso de cocción.
Recomendaciones al hacer polenta
- El momento de añadir la harina de polenta al agua: siempre debe hacerse cuando el agua o el líquido de cocción ya esté hirviendo. Además, es fundamental incorporarla poco a poco en forma de lluvia y sin dejar de remover. En caso de no hacerlo así se formarían molestos grumos.
- A la hora de añadir los condimentos: siempre debe hacerse cuando el agua de la cocción esté hirviendo, y antes de añadir la harina de polenta.
Ingredientes para hacer polenta
- 4 tazas de harina de maíz para polenta
- 7 vasos de agua
- Sal
Pasos para hacer la polenta
- En primer lugar pon el equivalente a 7 vasos de agua en una olla grande, y lleva a ebullición.
- Cuando el agua haya llegado a ese punto añade sal y vierte la harina de maíz en forma de lluvia, removiendo a la misma vez y continuamente con ayuda de una cuchara de madera.
- Continúa removiendo constantemente hasta que la polenta se despegue de los bordes de la olla. Estará lista cuando adquiera una textura cremosa que no se pega a la olla.
- ¡Lista! Ya has hecho la polenta.
La polenta resulta ideal, por ejemplo, acompañada con verduras, con carne o con pescado. Incluso es deliciosa comida sola, simplemente añadiendo algunas hierbas aromáticas y especias encima (como por ejemplo eneldo o perejil).
Imágenes | CityMama –Stefania Pomponi Butler / Rebecca Siegel / Rachel Hathaway
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