Por lo menos tres veces al día, cada persona tiene la oportunidad de reducir su colesterol, la presión arterial y, en definitiva, reducir el riesgo de padecer enfermedades del corazón. ¿Cómo? Muy sencillo: optando por una alimentación sana y saludable, basada en alimentos naturales y frescos, entre los que particularmente destacan las frutas, verduras y hortalizas, las legumbres y cereales (sobre todo integrales), pescado y en especial un buen puñado de frutos secos.
Y es que a lo largo de los años, la definición de lo que vendría a significar «dieta saludable» para el corazón ha sufrido algunos cambios, especialmente porque como indica Melissa Ohlson, Coordinadora de Nutrición Preventiva De Cardiología en la Clínica Cleveland, no sólo es necesario rebajar nuestro consumo diario en grasa saturada, dado que algunos riesgos adicionales como la inflamación o la hipertensión pueden agravar el problema.
También es evidente que no solo basta con seguir una alimentación saludable. Como manifiestan -y defienden muchos médicos y nutricionistas- es vital mantener un estilo de vida saludable y lo más activo posible.
Esto significa que, entre otros aspectos, debemos alejarnos del consumo de bebidas alcohólicas y del tabaco (aún cuando ese consumo sea puntual y ocasional), y sobre todo, alejarnos del sedentarismo, tratando de practicar al menos cada día entre 30 a 40 minutos de ejercicio físico, siendo más recomendable optar por ejercicio aeróbico que nos ayudará además a la hora de reducir nuestro peso.
A continuación nos hacemos eco de una interesante lista de comidas que, en sí, nos pueden ayudar a proteger nuestro corazón y a salvarlo desde todos los ángulos posibles.
5 deliciosos alimentos que pueden ayudar a cuidar nuestro corazón
Hierbas frescas como sustitutas de la sal
Las hierbas frescas pueden ayudar a sustituir la sal de nuestras comidas (que posee, por cierto, unos 2400 mg. de sodio por cada cucharadita), y las cuales nos ayudarán a controlar nuestra presión arterial.
Sería una muy buena opción optar por perejil, salvia, tomillo… y rociar con ellas aquellos platos donde poníamos sal.
Como sabemos, las hierbas son ricas en antioxidantes que protegen nuestras células.
En el caso de que seamos unos verdaderos apasionados de la sal, y se nos haga hasta cierto punto difícil sustituirla, podríamos utilizar un truco: comprar la variedad kosher (que tiene la mitad de sodio que la sal de mesa), y aplastarla con hierbas como el orégano o el perejil
Yogur bajo en grasa o sin grasa
En varios estudios quedó demostrado que aquellas personas que comían un yogur bajo en grasa en el desayuno y en la merienda (y que consumían, por tanto, más calcio y potasio), ayudaron a rebajar tanto la presión arterial diastólica como la sistólica, siempre y cuando mantuvieran a raya el consumo de sal.
Si no nos gustan mucho los yogures, podríamos optar por bebidas bajas en grasa en lugar de leche.
Aceite de oliva virgen extra
Como sabemos, el aceite de oliva virgen extra es rico en grasas monoinsaturadas, que ayudan a rebajar los niveles del colesterol LDL cuando sustituimos las grasas saturadas de nuestra dieta.
Según algunos estudios, por cada 1% en que reducimos la ingesta de grasa saturada (como puede ser las carnes grasas, quesos o mantequilla), podremos reducir nuestro nivel de LDL en un 2%.
Otra buena opción sería incluir en nuestra dieta el consumo de nueces o el aguacate.
Almendras para mantener el colesterol a raya
En una investigación realizada hace ya algunos años, quedó demostrado que cuando comemos almendras, ayudamos a que el colesterol LDL se reduzca considerablemente.
No en vano, en ese estudio quedó constatado que cuando se consumía una onza de frutos secos al día como parte de una dieta saludable, los niveles de LDL se redujeron de un 13 a un 20%.
Zanahorias, recortan el riesgo de diabetes
Un estudio llevado a cabo en la Universidad de Harvard, determinó que tomar algo así como media taza de verduras de color amarillo oscuro, como las zanahorias, se reducía el riesgo de padecer diabetes en las mujeres en un 27%.
Aunque los investigadores no supieron muy bien por qué, se cree que esto se debió al alto contenido en antioxidantes que poseen estas hortalizas.
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